Si pasamos por el barrio alto, por la hoy
plaza de la plaza de la Paz, antigua plaza de Arriba, lugar donde se
concentraba el núcleo urbano de la Sanlúcar de la época, nos encontramos en la
esquina con la calle Caballeros un edificio rehabilitado, que tiene sobre la
puerta un escudo y una lápida que nos recuerda que ese fue el Cabildo de la
ciudad, el lugar que durante un tiempo se estuvieron reuniendo los Capitulares,
y esta es la razón por la que ha conservado el nombre por el que aun hoy lo
conocemos, el Cabildillo.
El Cabildillo se inauguró el año 1556, pero
hasta entonces, ¿donde se reunía la Corporación de Sanlúcar?.
Reunirse el Cabildo era un verdadero
trasiego, ya que los encontramos congregados en los lugares más diversos de la
ciudad. Desde una de las antiguas torres del Alcázar, donde estuvieron celebrando
los antiguos plenos mucho tiempo hasta que ya no hubo forma porque estaba en
estado ruinosa, hasta el hospital de Santa María, el claustro o la sacristía de
la iglesia de la O, en casa del Gobernador, en el Palacio del Duque e incluso
alguna vez hasta en el Monasterio de Madre de Dios.
Pero he aquí que el año 1546 a la torre que
servía como lugar de reunión le vino la ruina y la Corporación inició el
proceso de encontrar un lugar que poder convertir en Cabildo de la ciudad.
Del 12 de marzo de 1552, seis años después,
encontramos una escritura de una casa de las monjas de Madre de Dios, adquirida
por la Corporación, después de otros intentos nulos de compra.
Dos casas de la Plaza de Arriba, una
propiedad de un zapatero que se encontraba en las Indias, llamado Francisco y
la otra de las monjas de Madre de Dios. Al no llegar a un acuerdo con la mujer
de Francisco Muñoz al respecto de la compra del inmueble, se habilitó de manera
provisional la casa que pertenecía a las monjas y allí comenzaron a celebrarse
las reuniones de la Corporación.
Más tarde se compró otra en la esquina de la plaza
con calle Caballeros, que era propiedad del candelero Antón Pérez y la casa
llamada de la Grimalda, lindera con la anterior, que junto con las de las
monjas de Madre de Dios, aseguraban unas buenas dependencias e instalaciones a
la Corporación municipal. Una vez realizada la compra de los inmuebles,
comenzaron las obras que, a causa de la precariedad del presupuesto municipal
nunca llegaría a terminarse sino en parte.
El nuevo edificio del Cabildo de la ciudad no
se inauguraría hasta el 1 de enero de 1556, siendo lugar de reunión de la
Corporación Municipal hasta el año 1708, fecha en que se abandona la casa que
ya no resultaba el lugar idóneo para las reuniones de de los capitulares,
acordándose que mientras no se dispusiese de dinero para la construcción de un
nuevo edificio, las reuniones se celebrarían en el salón del palacio de los
duques de Medina Sidonia.
Fue el año 1731 cuando se inaugurará el nuevo
Cabildo, ya en el barrio bajo, en la actual plaza del mismo nombre.
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