sábado, 10 de junio de 2017

Pedro Barbadillo Delgado: Puerto Barrameda

Donde es hoy Bonanza existió antiguamente el Puerto de Barrameda que ya a fines del siglo XVI se denominaba como en la actualidad. Este puerto desapareció después, renaciendo más adelante el moderno de Bonanza. Uno y otro los estudiamos debidamente separados. El Puerto de Barrameda era muy antiguo. Existe la siguiente cláusula de la escritura de compromiso otorgada por el duque don Juan y su hermana doña María, en la villa de las Garrobillas el 4 de abril de 1442, en que, después de nombrar otros lugares, dice: “Otro si más la casa de Barrameda con la casa del pasage y con sus términos e prados e pastos e casa e casares e tierras e heredamiento e con todas las otras cosas".
¿Cuál era el emplazamiento exacto de aquel antiguo puerto y cual era su antigüedad? Desde luego se hallaba en el mismo sitio que en la actualidad Bonanza. Respecto a su antigüedad, solo diremos que llamándose ya a la población Sanlúcar de Barrameda en el siglo XIII, es lógico pensar que de muchos años antes dataría el nombre y por tanto la existencia de su puerto llamado también Barrameda, acaso desde antes de la reconquista y tal vez proceda del árabe la palabra, según indicamos en el capítulo I.
Como tal nombre del puerto aparece expresamente en el Privilegio Real de los Almojarifazgos, de la era de 1363 (año de Cristo de 1327).
Existía en Barrameda la casa que se llamaba la venta de Ancón y casa del pasaje, propia de los duques, donde estaba situada la salida de la barca que hacía el paso del río, que era renta de aquellos y lo fue durante mucho tiempo.
En las cercanías estaba antiguamente la ermita de Ntra. Sra. de Barrameda, imagen que del lugar tomó la invocación. Más adelante se hizo también en sitio próximo otra ermita dedicada a Ntra. Sra. de Bonanza, de la cual recibió a su vez el puerto el nombre con que comenzó a designársele en la segunda del siglo XVI, y es el que conserva en la actualidad el puerto moderno.
Las circunstancias de tener Sanlúcar en su ribera propio puerto, donde, por su cercanía a la residencia de los comerciantes avecindados en la villa, acudían los mercaderes que arribaban en los tiempos de las ferias o vendejas; el decaimiento que experimentó el comercio de la ciudad en la segunda mitad del siglo XVII, al perderse con la incorporación a la Corona los beneficios de los Privilegios ducales y trasladarse a Cádiz la carga y descarga de los galeones de Indias; y por último, el hecho de hacerse en el siglo XVIII casi todo el movimiento marítimo y comercial de Sanlúcar por el nuevo embarcadero de la Balsa, fueron causas de que Bonanza perdiese toda su importancia, que no había de recobrar, y esto muy en menos y por poco tiempo, sino mucho después. 
A todo esto se unía un propósito de desacreditar a Sanlúcar, exagerándose los peligros de su barra, que fue argumento pródigamente esgrimido también cuando se intentó cambiar el curso del Guadalquivir. El malestar producido en Sanlúcar por tan tendenciosa campaña, se refleja en el siguiente acuerdo:
En Cabildo de 2 de agosto de 1664: "Se trató y dio noticia por algunos caballeros de los presentes y dijeron que tenían noticias ciertas y bastantes de que Lorenzo Vázquez que sirve la vara de alcalde de la mar y usa el oficio de piloto de la barra en las ocasiones que se han ofrecido tratar de la entrada de los galeones en este puerto ha hecho repugnancia diciendo que es menester estar con poco agua la barra. Y cuando se ofreció la salida de la capitana de la flota de la Nueva España que fue este año al cargo del señor General don Juan de Ochavarri, marqués de Casa Rubia, pudiendo salir en diferentes ocasiones y en particular el día víspera de Corpus que hubo fuerte viento, y marea bastante, ni otros días después, no lo ejecutó por su particulares y porque de público se dice que después, no lo ejecutó por sus particulares y porque de público se dice que está hablado y rogado de personas vecinas de Cádiz donde quieren que entren y salgan los galeones y flotas por lo mucho que interesan a los dichos vecinos de Cádiz y las naciones de que se compone su vecindad, en el defraudar de derechos de todas las mercancías que introducen en el dicho puerto y cargar en dichos galeones y flotas sin registros ni pagar derechos algunos y asimismo en la saca de su plata que traen de retorno que se comercia a los reinos extraños.
Además de esto, a instancia también de Cádiz, se puso el veto por los jefes de galeones, a los pilotos, condestables, artilleros y marinos de Sanlúcar. Y por último, en Cabildo de 19 de abril de 1673 el Sargento Mayor se quejó del descrédito que suponía el no haber entrado en el puerto los galeones, poco antes llegados, a pesar de haber gran ocasión y haber entrado buques de más porte, como la flota de Nueva España, al mando del general don Enrique Enríquez.
No es de extrañar que tales motivos produjesen no solo la decadencia, ya que no la anulación, de la importancia del comercio de nuestra ciudad, sino también la ruina de su puerto de Bonanza antiguamente llamado de Barrameda.
Pedro Barbadillo Delgado

Historia de la Ciudad de Sanlúcar de Barrameda

No hay comentarios: